Jorge Morrone, de la realidad una referencia, pero la verdadera cualidad es la
esencial
Jorge Morrone pinta siempre buscando el equilibrio de la composición como norte.
No concibe formas desdibujadas, cosas deformes, composiciones asimétricas o
producto de la descomposición plástica.
Jorge se desliza poco a poco, paso a paso por los senderos del auto control dado
que le urge delimitar la composición. Y lo hace porque considera que asentar una
obra en el terreno de lo real y delimitado es una empresa complicada.
Es más difícil porque supone adoptar un planteamiento muy perfeccionista, en el
que cualquier contratiempo puede hacer mucho daño.
Busca consolidar una determinada forma de plantearse las relaciones entre la
libertad de su cometido plástico y la necesidad de actuar lo antes posible para
ahuyentar las posibilidades de que todo desaparezca por la asimetría
persistente.
Lo asimétrico está presente en toda la creación, en todos los especímenes, con
lo que deducimos que lo que de verdad nos debería de instalarnos en la búsqueda
de la evidencia de lo equilibrado es en la verdadera apuesta por la existencia.
La naturaleza nos da siempre muestras evidentes de que incluso después de un
terremoto, de un maremoto, o de vientos huracanados se escuchen planteamientos
en los que dejemos de ser tan confiados, buscando una actitud diferente entre
los que nos preocupamos del medio y de sus reequilibrios.
Es como si construimos a través de nuestras creaciones una sucesión de
laberintos, unos dentro de los otros. El resultado sería ciertamente un caos.
Para que impere un poco de orden es procurar ser claros, delimitar los alcances
de nuestros propósitos plásticos, ser prevenidos. Por consiguiente, es un pintor
que investiga con determinación y fortaleza lo que le envuelve y afecta; es
decir si le preocupa la realidad, incide en la misma a partir de la alegoría,
conectando con lo onírico, resaltando, también, ciertas concomitancias
surrealistas.
Si lo que le preocupa es el enigma, acude a él a partir de lo cotidiano, porque
en lo cotidiano está lo universal y, en lo universal, está todo, incluso lo
misterioso, es decir el enigma.
De todas formas lo significativo de su producción plástica es que no parece
directamente preocupado en la resolución de enigmas.
Lo que de verdad busca es trascender, que nada se diluya, por lo tanto hay que
seguir realizando su comedido de manera constante para evitar malos cálculos y
sorpresas.
Jorge Morrone gusta de viajar a través de su trabajo experimentado,
transportándonos a las profundidades de una realidad que se muestra tolerante
con el sueño, dibujando un diálogo constante, una eficacia continua, una
determinación consecuente con lo surreal y los símbolos.
Todo ello, siempre y a cada momento, en cada instante, porque lo significativo
de lo real es que no hay nada, todo es evanescencia, es el vacío, por lo tanto
la idea del todo está inscrita en sus composiciones sutiles.
El todo o nada, es mentira, todo tiene una explicación plausible, moderada o
bien de rompimiento pero, a la vez, puede volverse a coser. No hay roturas, en
lo que te enfocas aparece y se asienta.
Enfócate en la riqueza, en la voluntad de superación, porque en la abundancia es
cuando se suceden los milagros.
Sus composiciones al óleo sobre tela, bien sea el mar, un paisaje, vegetación en
movimiento, una montaña, el viento incidiendo en el agua, animales, presencia de
dos campesinos, son producto de una mente inquieta, que le gustan los retos, que
busca sobresalir de una situación de estancamiento.
Su aportación a la pintura contemporánea es creer que la realidad es una
referencia, pero la verdadera cualidad es la esencia. Por consiguiente la
realidad nos transporta a la esencia y esta nos permite trascender.
Joan Lluís Montané
Crítico de arte. Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)- |