Del 5 al 15 de marzo de 2009 exposición de su obra pictórica actual, en Casa do
Brasil de Madrid, Arco de la Victoria, s/n.
Gerard Valls, la expresión del propio yo y el distanciamiento de la realidad
Los
personajes de Gerard Valls viajan hacia las interioridades del propio yo, dentro
de un distanciamiento de la realidad, para poder ser más analítico y mejor
crítico de la misma.
Expresa
personajes que son un docudrama sintético del ser humano embriagado por la
locura del consumo.
Gerard desnuda a los personajes de anécdotas pero les imprime, sobre todo,
contenido y las actitudes emocionales. Pero, además, se implica, se define,
porque no se mantiene al margen.
Su ironía pone el dedo en la llaga, incidiendo en el poder del consumo y en la
despersonalización que genera.
Expresa sus preocupaciones, las del propio yo, por eso la composición se
desgarra en parte, el color es más efusivo e intenso, contrastado y determinante
en lo matérico.
También hay una cierta frecuencia de contenidos simbólicos, dentro de la
expresividad de líneas, encuadrándolos en su alegoría consiguiente.
Destaca en lo expresivo, porque quiere evidenciar el contraste, la fuerza de la
formulación del cambio, porque nada es lo que parece, sino lo que es. Lo que es,
es el ser, el ser esencia, que se mantiene gracias al espíritu y a la evolución
del alma.
Sus personajes son desencantados, modernos, actuales, llenos de ambigüedades,
con una cierta propensión sintética, sincrética, en los que dominan los
lenguajes y los signos, la determinación del movimiento y la agilidad del mismo.
En resumen, su creación se encuadra en torno a personajes inventados con fondo
profundo, que se mantienen en el precipicio. En el borde del precipicio,
buscando objetos, conviviendo con utensilios, siendo partes de una sociedad de
las máquinas y la tecnología. Muchas cosas hoy las realizan las máquinas, con
determinación, automáticamente.
Los seres humanos, hombres y mujeres de Gerard Valls son producto de la
síntesis, de quienes viajan hacia el interior de sí mismos, volando, sin
alcances, sin atavismo ni ataduras pero, a veces, se pierden...
Lo que nos comunica es la imagen del propio yo que censura lo fútil y negativo,
que pone en entredicho la verdadera cuestión de la esencia, por eso incide y es
determinante en los cambios que introduce para potenciar la ironía y ponerse al
margen de la locura.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
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