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Exhibirá pintura y escultura en el Palacio de Congresos de Madrid del 16 al 31 de marzo de 2007

 

Roberto Dell’Acqua, la síntesis de la alquimia del color y la transmutación de la materia

 


Transforma escenarios en otros, partiendo de ideas, que luego cambian, para trascender a partir de lo cotidiano hacia laberintos de emociones incontestables.

Su obra es emoción pura, porque se sustenta en la vibración de la idea, es decir que surge de la necesidad de tocar físicamente lo que se genera en su interior.

Transforma sentimientos en escenarios repletos de atrezzos y personajes que son específicos. Gitana, adivinadora, búho, balcones engalanados con un ramillete de flores, la incidencia de la presión de lo cotidiano, la acción escondida de la propia veneración de la mujer. El resultado es una obra exuberante, que se basa en la explosión asimétrica del color, pero, también en un dibujo muy bien dotado, que configura escenas y personajes sin inmutarse, apoyando las ideas de un creador que se siente libre, pero, que, a la vez, se auto exige hasta el punto de perderse en los laberintos propios surgidos del análisis de la realidad que acontece. No siempre es así porque, en otras ocasiones prefiere perderse en la historia, para convertirla en presente.

La producción del artista italiano surge impetuosa a partir de la alquimia del color, contenida en el más allá de los límites conocidos. Y ello es así porque no pierde el ritmo al compás del recuerdo, sino que elabora el escenario a partir del conocimiento.

Su cromatismo no conoce límites, se concentra en exhibir una actividad frenética, porque tiene necesidad de ser coherente, de ir más allá de las circunstancias, dado que lo sincrético surge de la posibilidad de ser más exigente.

Su oro es la vivencia convertida en existencia, en ese devenir que va y viene, al margen de la ley del péndulo, porque es consciente de que lo escenográfico es filosofía pura. Es decir que no hay mecanismo automático sino consecuencia específica de una actitud que es coherente a partir de conocer la extensión de los límites.


Su creación nace de la necesidad de ser consecuente con la vida para transformarla, ir más allá de sus alcances habituales para enraizarse con la perspectiva singular de su interior. Parte de lo atractivo, de escenas singulares o sutiles, comedidas o directas, contenidas en el subconsciente, o bien asentadas en sus sentimientos más profundos. El resultado final es una creación insertada en plena idealización del film que supone la propia existencia.
 

 

 

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte 

 

  

 

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